A todos nos preocupa nuestra salud y por desgracia no hay casi fin de semana en temporada alta (de diciembre a abril) que no acabe en desgracia por una muerte de un participante en una carrera. Esto seguramente se debe a dos hechos bajo mi punto de vista:
1) Correr se ha convertido en el segundo deporte más practicado en el España entre adultos, según el último barómetro del CIS, el deporte más practicado es el ciclismo (18%), seguido del 'running' (17%), la natación (16%) y el fútbol (15%). El aumento de la práctica del 'running' no sólo se ha producido en España, sino que es un fenómeno generalizado en Europa, donde ha vuelto a crecer tras el auge que ya vivió en los años ochenta del pasado siglo.
2) Esta “moda” de correr de la que hemos comentado en otras ocasiones sobre todo se da a la entrada a la treintena y cuarentena de edad suponiendo un cambio en los hábitos habituales y que puede significar pasar de dejar el tabaco y reducir los consumos de alcohol a realizar una maratón (42 k) en seis meses cuando el cuerpo no está preparado y nos dejamos llevar por falsas sensaciones de euforia al encontrarnos muy a gusto con nosotros mismos y poder hacer cosas que antes eran implanteables sin embargo estamos –sin saberlo o sin querer valorarlo- corriendo un riesgo coronario muy importante. Un dato 'curioso' en esta linea es como la edad media del corredor ha aumentado en los últimos treinta años, en la maratón de Barcelona del año 1980 la edad media del corredor era de 29 años y ahora de 41 años.
Por
desgracia tal como esta ahora este deporte no eres “nadie” si en 6 meses
no has hecho un maratón, en un año has bajado de tres horas o hecho una
ultratrail o un ironman. Ya estamos enfrascados en la “marquitis” y los retos
cuando hace unos años un corredor no se planteaba hacer una maratón al menos
hasta que no habían pasado 3 o 4 años desde que empezaba a correr y siempre
pensando en irse a más de 4 horas, había otro tipo de “respeto”, el que se ha
perdido y que a veces por desgracia nos enseña donde están nuestros límites.
Es fácil
distinguir un corredor novel de uno experimentado, fíjate en los gadgets que
lleva y el caso que los hace, un novel está más atento del reloj, necesita conocer los ritmos y pulsaciones pensando que es
el “arma” que no falla, cuando en verdad no es así, a los corredores más
expertos no lo sueles ver a menudo con pulsometros ¿por qué? Conocen
perfectamente su cuerpo y se guían de sus sensaciones, son muchos años
trabajando unos parámetros que controlan de maravilla, han aprendido a
“escuchar” su cuerpo.
Todos los
años desde hace cuatro me hago periódicamente una prueba de esfuerzo, que complemento
con una analítica de sangre, un electro (para descartar
patologías cardíacas como arritmias) y un ecocardiograma (la
valoración morfológica y funcional del corazón) ¿por qué lo hago cuando llevo
más de 10 años entrenando y compitiendo regularmente? prevenir antes que
lamentar, tengo una familia como vosotros.
Si tenéis
mutua es muy fácil conseguir que te la cubran, visitas al cardiólogo y le
explicas tu historial deportivo y el nivel de entrenos, le pides por prevención
hacer un estudio con electro, eco y prueba de esfuerzo ante los casos que se
dan de muertes súbitas, una vez te lo prescriben a pedir día y hora, en algunas
mutuas no requiere ni autorización.
Una
interesante opción es hacer la misma con gases, lo cual si tiene un coste que
puede ir entre los 60 euros y los 250 euros depende donde la hagas, hacer la
prueba con gases nos dará muchos más datos sobre el estado de forma y de salud
del corredor; sus posibles contraindicaciones al ejercicio, su potencial, su
capacidad física, su nivel de entrenamiento y sus posibilidades en la
competición. A nivel de entrenamiento te dan las pautas de cómo debes entrenar
para obtener el mayor rendimiento al mismo esfuerzo y te informa de las
frecuencias cardíacas a las cuales debes realizar los diferentes
tipos de entrenamiento: los rodajes lentos, los rápidos, las repeticiones
largas o cortas, etc.
Para realizar la misma hay que llegar descansado, por lo que se aconseja a los corredores que descansen o entrenen muy suave durante las 24 horas previas. Y si os estáis medicando, se debe suprimir cualquier toma el día anterior para no falsear el resultado final.
CÓMO SE REALIZA
Sobre una
cinta que incrementa progresivamente la velocidad, hasta que la resistencia del
atleta llega al agotamiento. El esfuerzo se controla con una mascarilla que
mide continuamente el oxígeno y el anhídrido carbónico. Al corredor se le
colocan una serie de electrodos en diferentes partes del cuerpo para registrar
su actividad cardiaca. Por el intercambio de oxígeno y anhídrido carbónico, que
se miden directamente y combinándolo con el ritmo cardiaco, se determinan los
umbrales. Estos son valores numéricos que se calculan por la medida del consumo
de oxígeno. En relación a estos últimos se marcan unas frecuencias cardiacas
individuales que determinan los umbrales.
UMBRALES
El Umbral
Aeróbico ó Vt1 es el primer umbral, nos marca los parámetros hasta los cuales
el corredor entrena aeróbicamente. Se refiere a las frecuencias cardiacas y
ritmos de carrera a los que se entrena rodando. El Umbral Anaeróbico ó Vt2 es
el segundo umbral, nos marca los parámetros desde los que el corredor trabaja
anaeróbicamente. Se refiere a las frecuencias cardiacas y ritmos de carrera a
los que se entrena haciendo series.
VO2 MAX
El
consumo máximo de oxígeno (VO2 max) se mide en litros de oxígeno por minuto.
También se mide el VO2 max relativo: en proporción al peso corporal; es en
mililitros por kilogramo y minuto. El mejor indicador del estado de forma y la
capacidad global de una persona para practicar ejercicios aeróbicos. El VO2
máx. nos indica la cantidad máxima de oxígeno que nuestro organismo puede
transportar en un minuto y se mide en litros por minuto.
Desde mi punto de vista creo que lo deberían hacer todos los corredores cuando empiezan a entrenar/correr y los habituales, cada cierto tiempo, para evitar riesgo y controlar mejor sus entrenamientos. Siempre será de gran ayuda y muy útil. Sobre todo a nivel de salud, pues las pruebas de esfuerzo nos informan del comportamiento del corazón durante el ejercicio, si existe alteración evidente es un método ideal para su detección. Pero serán las ecocardiografías y las resonancias magnéticas las que ofrezcan datos más fiables y precisos para llegar a un diagnóstico más acertado. Inicialmente recomendaría una prueba sin gases pero a medio largo plazo una con gases dirigida a mejorar rendimiento u optimizar los entrenamientos, permitiendo calcular el consumo máximo de oxígeno (VO2 máx.).
Ya paralelamente empieza a ser una buena práctica que ciertas pruebas de ultra distancia en trail o triatlón exigen a la hora de inscribirte un certificado médico de estar preparado para la misma, esperemos que esta buena práctica se ponga de “moda” aunque por desgracia suponga un gasto más para el corredor sino tiene una Mutua y un negocio más para el ‘universo running’ y que seguro que a medio y largo plazo por la masificación acabará perdiendo el rigor que realmente se requiere para dejar fuera a corredores con anomalías y patologías que pongan en riesgo su salud por ponerse un dorsal.
En contraste con lo expuesto hasta ahora también me he encontrado a un cardiólogo deportivo que corre maratones y con asiduidad que me contó que para corredores experimentados –con más de 7 años de práctica continuada y periódica- estas pruebas no aportan nada porque el corredor ya conoce perfectamente su cuerpo y corre por sensaciones y si ya no le ha pasado ninguna deficiencia cardíaca es prácticamente imposible que le ocurre y el estudio solo nos dará resultados para mejorar el rendimiento e incluso para saber si estás bien entrenado, si planificas bien o padeces de sobreentreno. Luego cuando se despidió de mi me dijo que él “juraría” que eso nunca me lo había comentado porque se echaba piedras sobre su propio tejado.
Esta claro que para gustos los colores pero como dice el refrán "la salud no es conocida hasta que es perdida".