Tengo que reconocer que desde pequeño he
sentido una especial fascinación por las zapatillas deportivas. Es por eso, que
muchas veces entro en las tiendas especializadas para ver “in situ” las
novedades que puedan interesarme o simplemente pararme para curiosear entre el
amplio repertorio de modelos y sus variantes que nos ofrecen hoy en día los
distintos fabricantes.
Esto me lleva a pensar, que las cosas no
siempre fueron así, yo pertenezco a una generación que calzábamos zapatillas de
loneta azul y suela de goma en blanco (eso si, con la franjita roja que
evidenciaba su carácter deportivo) eran modelos estandarizados que se pluri-empleaban
para todo, y hasta que no llegaron las primeras zapatillas de la marca de las 3
bandas, “las Victorias, Keds, etc” fueron las zapatillas económico-oficiales de
todo niño de los 60’s.
Posteriormente en los años 70’s las
zapatillas “de diseño” entraron como un soplo de aire fresco para todos
nosotros, las utilizábamos para vestir y lo mismo servían para chutar un balón
que para correr o encaramarse por las rocas, eran bonitas y no demasiado caras.
Alguien podrá pensar... -pero si estas zapatillas hoy las venden como “vintage”
y correr con ellas sin amortiguación y control de estabilidad resulta del todo
imposible-... ya, pero es que veníamos de las Keds... eso si que era
minimalismo (Barefoot, tan de moda desde hace 4 años).
Ya en los 80’s, y a mi modo de ver el
primer fabricante que se preocupó realmente por el sufrimiento de nuestros pies
y de paso de que los corredores empezáramos a tener claro que una zapatilla no
debería servir para todo, fueron los finlandeses de Karhu, ellos inventaron- a
muy buen precio- el concepto de colchón de aire, aunque a la par unos señores
de Oregón (Nike) entendieron que bajo la nomenclatura “Air” iban a forrarse y
comerse el mercado, (cosa que por cierto han conseguido, aunque no para bien).
Los japoneses (Asics/Mizuno) también aportaron su granito de arena al presentar
zapatillas con nuevos tipos de geles y muy evolucionadas, para contentar a su
gran legión de maratonianos (modalidad de culto en ese país).
Todo este impulso tecnológico sirvió de
caldo de cultivo para que desde 90’s, junto con una idea muy clara de culto al
cuerpo, llegáramos al boom runner actual, todos los fabricantes apoyados por
estrategias de marketing muy agresivas, han saturado el mercado con sus
productos a la carta, la irrupción de otras modalidades como el trail y el
triatlón han multiplicado la oferta, hoy en día, para escoger una zapatilla
debemos estar “diplomados” en tecnicismos y otras gilipolleces varias... que si
pisada neutra, pies supinadores, control
de pronación, zapatillas voladoras... tejidos transpirables, gore tex, etc...
ante tal evolución muchos productos han adquirido un nuevo status “premium”
ahora es normal encontrar zapatillas que se nos ofrecen con total naturalidad
entre 150-170 euros. Y aunque cada uno disponga de su propia metodología para
“agenciarse a buen precio” esas zapatillas que se consideran las escogidas
(Tienda en liquidación, Wiggle, Outlets...) lo cierto es que los precios siguen
resultando altos y más teniendo en cuenta que la mayoría de corredores solemos utilizar
al menos 2 pares de zapatillas por temporada.
No entiendo hacia dónde nos lleva esta
política de precios desorbitada, en EEUU y otros países, las zapatillas se
venden un 25% más baratas, y aquí a base de aranceles y otros, acabamos sacando
chispas de la cartera, pero... ¿acaso no estamos en crisis?.... no es normal
que un modelo salga renovado cada 6 meses (saga Asics Nimbus por ejemplo) y que
ello implique que su precio sea 15 Euros más caro, en base a esa nueva
renovación. Ya pueden decir que han incorporado un nuevo sistema de
estabilidad, o que han mejorado el componente de la goma, yo creo que ya no
cuela... existe un boom runner y los fabricantes están creando su propia
burbuja, y esta explotará, seguro, no falla, siempre acaba explotando.
A mi modo de ver, los precios tendrán que
estabilizarse, todos conocemos los costes reales de producir en Asia, por eso
resulta muy molesto ver que los precios de venta sean tan indecentes, queda
claro que los fabricantes y los comercios quieran ganar muchos dolares, pero
también deben entender que todo tiene un límite y que quizás convendría
suavizar un poco el mercado para que las ventas no acaben cayendo en picado.
Seamos coherentes, gastarse entre 80 ó 100 euros por un par de zapatillas,
debería de ser el tope de esfuerzo económico que se le exija a nuestros ya
castigados bolsillos, lo malo es que para ello a veces toca remover cielo y
tierra hasta encontrar esas preciadas zapatillas, por eso me pregunto muchas
veces
¿Quo Vadis, zapatillas runner...?