lunes, 16 de diciembre de 2013

QUE LA CAMISETA TE ACOMPAÑE by Carles


En épocas pasadas una simple camiseta blanca con una franja naranja horizontal a la altura del pecho, se convirtió en el estandarte de batalla para un grupo de chicos que se aventuraban en el mundo del atletismo en pista. Defendíamos los colores de la Joventut Àtletica de L’Hospitalet  y llevarla implicaba muchas cosas, evidentemente era el nexo de unión entre todos los componentes, más allá de la personalidad de cada uno de los integrantes (vaya joyas teníamos... Heavys, Rockers, Tecnos... estamos hablando de los 80’s, claro, y esa década de por si ya daría para escribir otro artículo musical en paralelo)  pero en la pista todos nos convertíamos en embajadores de nuestro club y ciudad y por tanto el compromiso estaba más que asegurado.

Ver correr a tus compañeros, disfrutar de sus éxitos o animarlos tras un fracaso, formaba parte de nuestro día a día. Y aunque en los entrenos, velocistas y fondistas llevábamos cargas de trabajo distintas, y quizás hasta cierto pique, todo eso quedaba olvidado el día de la competición, donde imperaba un espíritu de “germanor” total, aplicable también hacia los otros clubs allí presentes.

Cada Sábado por la tarde y tras un refrigerio suave al mediodía (vamos el lunch de hoy en día), nos dirigíamos al estadi Joan Serrahima con un nudo de nervios en el estómago, para representar dignamente a nuestro club, intentando al término de la temporada salvar la categoría o conseguir los puntos necesarios para ascender a esa ilusionante segunda división catalana. Precisamente conseguir esos puntos se convertía en un objetivo que escondía una arma de doble filo,... cuantas veces me había tocado correr un 400 lisos, para salir minutos más tarde en una serie de 200, supliendo a algún compañero lesionado o por el motivo que fuera, ausente.

El precio a pagar estaba claro, flojera en las piernas corriendo en la segunda prueba... y algún que otro ligero mareo tras el esfuerzo, el honor propio y el de la camiseta estaban en juego y se hacía todo, bueno... casi todo por ella.

Ya trasladados a nuestros días me pregunto en multitud de ocasiones, ¿qué tendrán la camisetas?, para que muchos runners digamos que de una manera irresponsable se inscriban a “les curses” con el único fin de conseguirlas a buen precio, sabiendo perfectamente que el día de la prueba optarán por quedarse pegados a las sábanas o desayunando tranquilamente en el sofá, aun perjudicando a otros corredores que sí se hubieran inscrito para disfrutar de ese día, y haberse ganado con esfuerzo una buena marca y la merecida prenda. A todos nos ha pasado, una lesión repentina o un gripazo fulminante, nos han dejado fuera de una cursa y con la sensación de que esa camiseta, no ha podido ser ganada con los merecidos honores.

Existen casos que merecen ser destacados por su honestidad, nuestro compañero Ricardo guardó esa primera camiseta maratoniana (BCN 2010) en un cajón, dado que una fascitis plantar le impidió salir en la prueba y le dejó K.O durante un par de meses... él me decía... “no puedo ponérmela ni para entrenar, no me la he ganado” y es verdad, ... cumplió con creces su palabra. Eso sí, un año más tarde ya pudo recuperarla y darle vida en los entrenos y curses, cayeron en su haber las siguientes ediciones del 2011 y 2012. Evidentemente ahora ya la luce bien orgulloso.

Muchos domingos rodando por la Carretera de les Aigües (como no soy persona de escuchar música enlatada mientras corro) y cuando el ritmo me lo permite, me dedico como todo buen runner a intentar re-ordenar mis ideas y pensamientos ¿alguien lo ha conseguido alguna vez? contemplo paisajes, sitios, gente, personajes y analizo las cosas.  Una de ellas ha sido ver la clara necesidad que tienen muchos corredores de demostrar que días atrás han realizado y sufrido una prueba en concreto ( y cuanto más dura mejor claro), es normal tras una media maratón importante, ver esa misma camiseta repetida en multitud de runners, deambulando en todos los sentidos del circuito. Me imagino que lo hacemos todos, y debe ser una manera rápida de simbolizar mediante esa camiseta los kilómetros acumulados durante la preparación o directamente que otro corredor menos experto deduzca que se ha cruzado con otro que ha adquirido ya cierto nivel, no sé... deduzco que la cosa va por ahí.

Y hablando de cruzarnos con otros corredores, muchas veces se produce cierta sonrisa de complicidad al ver la coincidencia de camisetas  ¿También habremos desayunado lo mismo? - deberíamos de preguntarnos -. 

Entre maratonianos la cosa va a más, el saludo es obligado y suelen verse camisetas, ya con cierta solera, que el propietario sigue portando orgulloso pasados los años como el primer día, conocedor de completar en su momento la gesta de ser finisher en una maratón.

En una ocasión coincidimos tantos corredores con la chaquetilla verde de la Mitja de Granollers, que parecíamos una legión de duendes desatados, dispuestos a desforestar las pistas de Collserola, en los encuentros entre corredores ya no se producían sonrisas... directamente eran carcajadas y miradas diciendo... Ostias! pero es que nadie tiene otra chaqueta que ponerse!

En el mundo Trail sucede más de lo mismo, el corredor de montaña tiene que dejarse ver con esas camisetas más vistosas, en las que la estampación TRAIL, denota que el asfalto no interesa demasiado al usuario de la misma, un Buff o pañuelo en la cabeza ayudarán a darle la imagen definitiva y estereotipada de corredor de montaña.

En los previos a las salidas de cualquiera de las pruebas del calendario, es normal visualizar camisetas de la Matagalls-Montserrat, Burriac Atac, Cursa de l’Alba, y de todo tipo de Ultra Trails que nos indiquen visualmente y a modo de advertencia del posible potencial de otros corredores allí presentes.

En el mundo animal muchas especies utilizan los colores, para dar a conocer de su peligrosidad (avispas, etc), y creo que nosotros los corredores populares en cierto modo, (involuntariamente o no), acabamos imitando este efecto de advertencia. Llevar cierta camiseta puede aumentar el grado de confianza en uno mismo, y descolocar un poco a los demás, sin embargo será la propia prueba la que pondrá a cada uno en su lugar, no nos engañemos.

Curiosamente todo este código disuasorio de advertencia desaparece cuando nos “uniformamos” con nuestra camiseta del club, aquí el efecto es distinto, recuperamos el espíritu de equipo y los momentos previos a la salida nos sirven de encuentro y charla,  allí calibramos nuestras posibilidades de éxito e intentamos motivarnos todavía un poco más mediante las fotos de grupo con la pancarta.

Ahora son el resto de corredores, los que nos miran sorprendidos, no conocen nuestras marcas, y nuestra camiseta no refleja el curriculum runner de quien la viste (sólo entre nosotros conocemos realmente nuestras capacidades y aptitudes en la competición). Luego en la salida que cada uno siga al Drac según su ritmo y preparación, lo importante es el compromiso global con nuestros colores azules y anaranjados, eso sí,  siempre respetando al resto de corredores. 

Corredors de correCATagafo, dejaros de Red Bull, ¡esta camiseta sí que nos da alas!

lunes, 25 de noviembre de 2013

ENJOY RUNNING by Ricardo



Seguro que todos hemos corrido por algún lugar digno de recordar, ya sea por algún motivo o por otro: un paisaje precioso, alguna anécdota especial, hora intempestiva, etc.

Yo tengo la inmensa suerte de tener dos “jardines” por los que correr:

- Sant Cugat, la ciudad donde vivo. Collserola a mis pies. El recorrido de la “Torito Trail” (todo o en parte) suele ser mi ruta habitual. Eso sí compartido con mucha gente, especialmente el domingo.

- Pardines (Girona), donde tengo una pequeña casa para pasar los fines de semana, y donde voy menos veces de las que desearía y más que las que desearía mi mujer.  El Taga, Collada Verda y cualquier lugar de la Vall de Ribes son mis rutas habituales. Y por suerte, compartido con muy poca gente. Alguna vez bajo a Ripoll a hacer el recorrido de la Ruta de Ferro, antigua vía de tren entre Ripoll y Sant Joan de les Abadesses. Absolutamente recomendable, excepto si lo haces en invierno (he llegado a correr a -5 Cº).

Pero no me conformo con esto. Normalmente cuando voy de vacaciones o de fin de semana a algún lugar, en la maleta no faltan mis “zapas”. Allí donde esté hago mi  “salidita de rigor” a las 7:00, para no alterar el ritmo familiar.

De entre todas las salidas guardo un especial recuerdo de algunas de ellas:

- Los que tienen la “mala suerte” de conocerme saben que tengo una pasión: Italia. He ido tres veces de vacaciones con la familia y probablemente el verano de 2014 sea la cuarta. La segunda vez estuve en un pueblo de la Toscana, Certaldo, famoso por ser el lugar de nacimiento de Boccaccio y a unos 15 km del conocidísimo San Gimignano, el pueblo de los rascacielos medievales. Certaldo tiene un parque cerrado al tráfico, el Parco Colinare di Canonica, donde se puede correr por las típicas colinas toscanas, entre cipreses y campos de trigo. Increíbles paisajes. Es mi top en mi particular “enjoy running”.

- Toulouse (Francia). Fin de semana familiar para visitar La Cité de l’Espace. Recomendable, está a 4 horas de Barcelona. Salida a las 7:00 por los canales de Midi, pero por la parte llamémosle “humilde” de Toulouse. Prostitutas cerca del hotel, siguiendo por un barrio básicamente de magrebíes y algún tema más. No pienso hacer juicios de valor sobre lo que vi, pero la verdad, me impresionó.

- Típica salida de domingo con tirada larga de 30 kilómetros pre-maratón. Por razones familiares, para variar, empiezo el entreno a las 5:00. Si a las 5:00 (¡¡Estos galos están locos!!). Ruta: Sant Cugat-Rubí-Cerdanyola-Sant Cugat. Corriendo paralelamente a la riera de Rubí me voy cruzando con coches conducidos por gente joven que vuelven de su salida nocturna (¡¡Cómo está la “juventú”!! Torrente dixit, a propósito una de mis películas preferidas. Sí, soy así, lo reconozco). Sigo. Algunos me animaban, pero la mayoría se “choteaba” de mí. Así es la vida.

- Y ¿por qué cuento ahora todo esto? Porque esta semana añado otra. Por razones laborales he estado dos días en Madrid. Como siempre “zapas” en la maleta y a correr al Parque del Retiro a las 19:30, vamos de noche. Dos vueltas al parque, total 10 km. Hay que reconocer que el Parque del Retiro es grande, grande. Multitud de corredores. Lo que me sorprendió es ver que parece un gimnasio al aire libre. Gente haciendo Tai chi, Kick-boxing, patines en línea (música incluida), además de gente sencillamente paseando el perro. Quizás los que corréis por el Parc de la Ciutadella estéis más acostumbrados, pero para mí fue una deliciosa sorpresa.

Y podría seguir contando unas cuantas más salidas especiales.

La verdad es que para mí el running, además de fuente de salud (si exceptuamos unas cuantas lesiones) es una actividad lúdica que me permite relajarme, hacer amigos, en definitiva, disfrutar de la vida (¡¡Enjoy running!!).

Finalizo animando a cualquiera que lea este artículo personal a comentar sus “salidas más especiales”.
 
P.D. Este blog surge de una necesidad que tienen dos casi cincuentones (Carles y yo mismo) de contar a la humanidad sus sentimientos, ideas, absurdidades, etc., básicamente de nuestra común afición, pero también de cualquier aspecto del mundo que nos rodea. Somos gente abierta y tolerante. El blog está abierto a cualquiera que quiere contar algo sobre cualquier tema, sin restricciones de ningún tipo, siempre desde el respeto y tolerancia hacia los demás.

lunes, 21 de octubre de 2013

¿QUO VADIS, ZAPATILLAS RUNNER? by Carles


Tengo que reconocer que desde pequeño he sentido una especial fascinación por las zapatillas deportivas. Es por eso, que muchas veces entro en las tiendas especializadas para ver “in situ” las novedades que puedan interesarme o simplemente pararme para curiosear entre el amplio repertorio de modelos y sus variantes que nos ofrecen hoy en día los distintos fabricantes.

Esto me lleva a pensar, que las cosas no siempre fueron así, yo pertenezco a una generación que calzábamos zapatillas de loneta azul y suela de goma en blanco (eso si, con la franjita roja que evidenciaba su carácter deportivo) eran modelos estandarizados que se pluri-empleaban para todo, y hasta que no llegaron las primeras zapatillas de la marca de las 3 bandas, “las Victorias, Keds, etc” fueron las zapatillas económico-oficiales de todo niño de los 60’s.

Posteriormente en los años 70’s las zapatillas “de diseño” entraron como un soplo de aire fresco para todos nosotros, las utilizábamos para vestir y lo mismo servían para chutar un balón que para correr o encaramarse por las rocas, eran bonitas y no demasiado caras. Alguien podrá pensar... -pero si estas zapatillas hoy las venden como “vintage” y correr con ellas sin amortiguación y control de estabilidad resulta del todo imposible-... ya, pero es que veníamos de las Keds... eso si que era minimalismo (Barefoot, tan de moda desde hace 4 años).

Ya en los 80’s, y a mi modo de ver el primer fabricante que se preocupó realmente por el sufrimiento de nuestros pies y de paso de que los corredores empezáramos a tener claro que una zapatilla no debería servir para todo, fueron los finlandeses de Karhu, ellos inventaron- a muy buen precio- el concepto de colchón de aire, aunque a la par unos señores de Oregón (Nike) entendieron que bajo la nomenclatura “Air” iban a forrarse y comerse el mercado, (cosa que por cierto han conseguido, aunque no para bien). Los japoneses (Asics/Mizuno) también aportaron su granito de arena al presentar zapatillas con nuevos tipos de geles y muy evolucionadas, para contentar a su gran legión de maratonianos (modalidad de culto en ese país).

Todo este impulso tecnológico sirvió de caldo de cultivo para que desde 90’s, junto con una idea muy clara de culto al cuerpo, llegáramos al boom runner actual, todos los fabricantes apoyados por estrategias de marketing muy agresivas, han saturado el mercado con sus productos a la carta, la irrupción de otras modalidades como el trail y el triatlón han multiplicado la oferta, hoy en día, para escoger una zapatilla debemos estar “diplomados” en tecnicismos y otras gilipolleces varias... que si pisada neutra,  pies supinadores, control de pronación, zapatillas voladoras... tejidos transpirables, gore tex, etc... ante tal evolución muchos productos han adquirido un nuevo status “premium” ahora es normal encontrar zapatillas que se nos ofrecen con total naturalidad entre 150-170 euros. Y aunque cada uno disponga de su propia metodología para “agenciarse a buen precio” esas zapatillas que se consideran las escogidas (Tienda en liquidación, Wiggle, Outlets...) lo cierto es que los precios siguen resultando altos y más teniendo en cuenta que la mayoría de corredores solemos utilizar al menos 2 pares de zapatillas por temporada.

No entiendo hacia dónde nos lleva esta política de precios desorbitada, en EEUU y otros países, las zapatillas se venden un 25% más baratas, y aquí a base de aranceles y otros, acabamos sacando chispas de la cartera, pero... ¿acaso no estamos en crisis?.... no es normal que un modelo salga renovado cada 6 meses (saga Asics Nimbus por ejemplo) y que ello implique que su precio sea 15 Euros más caro, en base a esa nueva renovación. Ya pueden decir que han incorporado un nuevo sistema de estabilidad, o que han mejorado el componente de la goma, yo creo que ya no cuela... existe un boom runner y los fabricantes están creando su propia burbuja, y esta explotará, seguro, no falla, siempre acaba explotando.

A mi modo de ver, los precios tendrán que estabilizarse, todos conocemos los costes reales de producir en Asia, por eso resulta muy molesto ver que los precios de venta sean tan indecentes, queda claro que los fabricantes y los comercios quieran ganar muchos dolares, pero también deben entender que todo tiene un límite y que quizás convendría suavizar un poco el mercado para que las ventas no acaben cayendo en picado. Seamos coherentes, gastarse entre 80 ó 100 euros por un par de zapatillas, debería de ser el tope de esfuerzo económico que se le exija a nuestros ya castigados bolsillos, lo malo es que para ello a veces toca remover cielo y tierra hasta encontrar esas preciadas zapatillas, por eso me pregunto muchas veces

¿Quo Vadis, zapatillas runner...?